IX Jornadas de Medicina Rural de la semFYC
3-4 de octubre, 2025
Enfoque individual
Paciente de 32 años de origen pakistaní sin antecedentes importantes, no fumador, acude a su médico de atención primaria por mialgias, febrícula y tos que en ocasiones se acompaña de hemoptisis de 5 semanas de evolución. Historial vacunal desconocido. Niega pérdida de peso, sudoración nocturna u otra sintomatología no citada, pero sí empeoramiento de la hemoptisis la última semana.
A la exploración: auscultación cardiopulmonar sin alteraciones, no adenopatías, faringe y amígdalas de aspecto normal, constantes sin alteraciones y abdomen anodino.
Juicio clínico, diagnóstico diferencial, identificación de problemas
Se realiza un diagnóstico diferencial inicial entre neumonía atípica o tuberculosis pulmonar. Debido a la procedencia del paciente de un país de alta incidencia de tuberculosis se realiza de manera urgente radiografía de tórax, prueba de Mantoux, baciloscopia y cultivo de esputo.
Encontramos la radiografía sin hallazgos, el Mantoux, la baciloscopia y la PCR negativas y el cultivo pendiente 10 días después.
Tratamiento y planes de actuación
No se trata al paciente por no presentar gravedad clínica ni inmunosupresión conocida.
Evolución
Con estos datos no se consigue diagnosticar una infección tuberculosa activa habiendo pasado ya 7 semanas desde el inicio de los síntomas, pero ante la sospecha alta, no se puede desestimar el diagnóstico hasta tener una certeza definitiva de cultivo negativo.
La tuberculosis es una enfermedad de baja incidencia en nuestro medio, de 8 casos por 100.000 habitantes, pero en los últimos años se ha visto un repunte en esta incidencia debido a la inmigración, siendo hasta un 58,2% de los casos de origen extranjero. Asimismo es una enfermedad que presenta un retardo de diagnóstico de 2 a 3 meses desde el inicio de los síntomas hasta el inicio del tratamiento, tiempo que está marcado, entre otras cosas, por la lentitud del microorganismo para crecer en los medios de cultivo disponibles y que puede tardar hasta 49 días en hacerlo.
En conclusión, ante una patología cuya propia naturaleza hace que se demore el tratamiento, nuestra mejor aliada es la sospecha clínica, que nos permite iniciar el proceso de detección de manera precoz.